Las cebolletas son largas y delgadas, su sabor es dulce y suave por lo que pueden utilizarse para comer en crudas o cocinadas usándose en un sinfín de platos.
Son de color blanco brillante con los tallos verdes, se suelen vender en racimos. Proporcionan un sabor suave, su textura es jugosa y crujiente a la vez. El tallo verde se puede utilizar picado para acentuar el sabor como se haría con el cebollino fresco o perejil.
La época de esta variedad es desde finales de primavera hasta finales de verano, es cuando están recién cosechadas y aportan el máximo sabor. La parte blanca debe ser firme y brillante, sin humedad o viscosidad, los tallos deben ser robustos, se deben evitar los racimos marchitados. No deben guardarse en bolsas de plástico porque su alto contenido en humedad hace que se pudran fácilmente, la mejor opción es guardarlas en una bolsa de malla dentro del cajón de las verduras, así se permite la circulación del aire pero se evita que se sequen. Si las cebolletas tienen raíces lo mejor es cortarlas, se pueden conservar en un bote de vidrio con 4-5 cm de agua en el frigorífico hasta por una semana.
Junto con el ajo y el jengibre es ideal para frituras. Las tortitas de cebolleta se elaboran rápidamente y tienen un sabor estupendo, añadir las cebolletas frescas picadas a los rellenos o para la salsa del Teriyaki es una idea genial.