El higo chumbo esta compuesto en su mayor parte de agua, aportando además 65 calorías aproximadamente por cada 100 gramos de porción comestible.
Se trata de un fruto rico en vitaminas, destacando el beta caroteno (vitamina A), niacina o vitamina B3, tiamina o B1, riboflavina o B2 y ácido ascórbico. Entre los minerales significativos se encuentran calcio, potasio y fósforo.
Tras el descubrimiento del Nuevo Mundo por parte de los españoles, el higo chumbo fue uno de los primeros productos que se transportaron a España. Es posible que en aquellos momentos se denominara Higo de las Indias, aludiendo a su origen, denominación que ha quedado reflejada de manera parcial en su nomenclatura científica.
Las similares características climatológicas de la Cuenca Mediterránea con el país de origen del higo chumbo propiciaron una veloz expansión por la ribera del Mare Nostrum a partir del siglo XVI.
Las propiedades alimenticias de esta fruta también adquirieron importancia para los musulmanes residentes en la Península Ibérica tras la reconquista, ya que a primeros del siglo XVII, durante su marcha de España, la llevarían consigo al Norte de África denominándola "Higo de los Cristianos".
Las propiedades antiescorbúticas atribuidas al higo chumbo harían que, durante los viajes por mar en el siglo XVIII, fuera uno de los alimentos indispensables en sus bodegas, introduciendo de esta forma su cultivo en numerosos países del sur de África, Asia y Australia.