En el mercado, habitualmente, podemos encontrarnos dos tipos de sepia. La sepia orbignyana y la sepia elegans. Esta última es más menuda y no tiene la espina visible. Es muy fácil distinguirlas, ya que no tienen la misma forma ni las mismas ventosas y, el brazo al que llaman de copulación es diferente. Sendas especies podemos encontrarlas en el Mediterráneo.
La sepia se alimenta de crustáceos, langostas y hierbas del fondo marino. Suele cafuflarse a la luz del día y cazar por la noche. Vive por la noche, y se esconde y utiliza sus largos brazos para sorprender a la presa, la caza, la lleva a la boca y con la fuerza de sus mandíbulas la devora. La sepia suele verse atacada por el ser humano, los congríos y las morenas, ya que para el resto de especies pasa desapercibida entre las arenas y corrientes. La sepia es uno de los moluscos más solicitados ahora que llega el verano. Es la mejor época y es la protagonista en muchas terrazas y chiringuitos de playa. Se puede preparar de mil formas, pero las dos elaboraciones más famosas en España son: La sepia a la plancha y la sepia encebollada con pimientos y vino.
Los sepíidos (Sepiida) son un orden de moluscos cefalópodos conocidos con el nombre de sepia, jibia, choco o cachón. Son un ejemplo de la modificación de la concha característica de la mayor parte de los cefalópodos: es sumamente reducida y queda oculta bajo la cara dorsal del cuerpo, cubierta por los pliegues laterales del manto. En el caso de la sepia dicha concha tiene forma de cuchara. De sus tabiques originales no quedan más que unas láminas calcáreas, que parten de la capa córnea para descender oblicuamente hacia la zona ventral del cuerpo.